divendres, 19 de desembre del 2014

Época y contexto de las novelas de caballerías


La novela de caballerías es un género literario escrito en prosa. Estas novelas también fueron conocidas como libros de caballerías y se caracterizaban por contar las hazañas y hechos fabulosos de caballeros aventureros o andantes. Todos ellos contienen hechos e historias fingidas cuyos héroes son nobles armados.  Como género, se desarrolló durante el siglo XIV hasta el siglo XVII. Pero, las novelas gozaron de mayor esplendor durante el siglo XVI y, a partir de 1550,  empezaron a perder popularidad.
Estas novelas comienzan a gestarse durante la Edad Media con un fin muy específico: adoctrinar a la clase noble y aristócrata. Como ya sabemos, el primogénito de las familias nobles heredaba el título y las propiedades, pero también se educaba en el mundo de las armas. Durante siglos esta práctica consolidó una aristocracia con costumbres un poco barbáricas, que vio en la guerra  el primer objetivo de su existencia. Las novelas de caballerías comenzaron a romper este molde y mostraron a héroes cuyo máximo ideal fueron el amor y el esfuerzo. En un principio esta evolución tuvo lugar en Francia, concretamente en una novela en verso que recibía el nombre de “roman courtois”. En ellas se enaltecía el sentimiento amoroso y el valor personal, que ayudaba a perfilar una clase social más refinada. Son narraciones que se alejan de un esquema estructural fijo. Fruto de ello nos encontramos con el Espejo de príncipes y caballeros de Diego Ortúñez de Calahorra, en donde el aspecto didáctico y moralizante ocupa un espacio relevante en la obra.
Por lo general, los libros de caballerías son relatos biográficos donde se cuenta la trayectoria extraordinaria del protagosnista. Desde su nacimiento hasta su muerte, cada uno de los capítulos de su vida viene a demostrar el perfil singular del héroe. De esta forma, el protagonista no puede ser una persona normal, porque desde el momento de su nacimiento está llamado a realizar empresas grandiosas. Estamos ante un caballero andante que se convertirá en el prototipo de heroísmo y de fidelidad amorosa. Valores que mostrará a través de una serie de viajes por tierras lejanas y extrañas, en las que buscará fama y honor combatiendo contra multitud de caballeros y seres maravillosos. El deseo de adquirir fama y honor tiene como finalidad última conseguir el amor de su dama, a la que ofrece todas sus victorias. El código moral se entrelaza con el código erótico, de ahí el parecido de las novelas caballerescas con la novela sentimental. Los móviles del caballero andante son la defensa del oprimido y de la justicia; el amor a una dama y el gusto por la aventura, impulsado por un espíritu de sacrificio y una adoración casi mística de su amada.
Este género de origen francés, se introdujo pronto en Castilla. Mientras en Francia fue un fenómeno medieval, en España floreció en el Renacimiento debido a la herencia de la literatura artúrica francesa. En la Península circulaban traducciones de la literatura artúrica, que fueron leídas por toda la nobleza por ser una de las escasas formas de ficción literaria disponibles entonces. Más tarde los autores españoles adaptaron estas fuentes francesas al gusto castellano, reduciendo el elemento místico-religioso y desarrollando el elemento combativo.
Las obras castellanas anteriores al siglo XVI que presentan una cierta influencia artúrica, como la Gran conquista de ultramar y el Caballero Zifar, no se pueden catalogar como verdaderos libros de caballerías. Pero sí son importantes para ver cómo se fue desarrollando el género. La literatura caballeresca castellana comenzó a florecer en el siglo XVI con el libro más perfecto del género que fue el Amadís de Gaula. Las obras originales españolas publicadas en los Siglos de Oro fueron creadas a partir del modelo establecido por Amadís de Gaula, deudor a su vez de una larga progenie que comienza en los romans artúricos del poeta francés Chrétien de Troyes (finales del siglo XII), que fue uno de los primeros poetas que escribió romances en versos pareados sobre el semilengendario rey Arturo de Inglaterra y sus nobles caballeros. Está considerado como el precursor del romance medieval.


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