Una de las principales características de las novelas de caballerías es la presencia de elementos fantasiosos como dragones, gigantes y enanos.
Es esta la principal característica que diferencia a la novela caballeresca (en la que tanto el protagonista como la trama, a pesar de ser ficticios, siguen patrones de verosimilitud) de la novela de caballerías (con elementos fantásticos que se utilizan para "exagerar" los peligros que acechan al caballero protagonista y engrandecer su hazaña).
- EL DRAGÓN:

- GIGANTES Y ENANOS:
Buena parte de los gigantes que pueblan los textos caballerescos se presentan como temibles adversarios a los que el protagonista ha de vencer y, en tanto que tales, el enfrentamiento bélico contra ellos desempeña una papel fundamental en la trayectoria vital del caballero. Se convierten así, en «mueble indispensable» de estas obras y resultan necesarios «para dar la medida del valor y superioridad de sus héroes caballerescos.

Respecto a la figura del enano, esta se asocia con un personaje "inferior y folclórico", normalmente al servicio del caballero. En su papel de escuderos, acompañantes y mensajeros los enanos son dignos aliados del héroe al que sirven lealmente. Sin embargo, su ignorancia, su temor y su malicia, ya sean ocasión de risa o de melancolía, subrayan la idílica extravagancia de las acciones guerreras e interés amoroso del caballero,
atacando así la misma ilusión que les sustenta.
Por otra parte, encontramos también en estas novelas la recurrente figura del mago.
El término mago proviene del persa antiguo maguš por mediación del griego μάγος y finalmente del latín magus. El sentido original de la palabra Mago se refería a los integrantes de una tribu de Media y luego a los sacerdotes persas. En términos modernos se refiere, a una especie de astrólogo o adivino, que practica magia, hechicería o brujería. Comúnmente, "mago" se refiere a hechicero masculino, y "bruja" a una hechicera.
Originalmente, un magi era el miembro de una tribu de la antigua Media que se ocupaba de las prácticas religiosas y funerarias. Después de la conversión de esta tribu al zoroastrismo fueron considerados por los tres imperios persas guardianes del legado de Zaratustra (a pesar de que introdujeron algunas modificaciones al mensaje original). Los magos de Persia fueron incluyendo en su religión algunos temas o elementos de Babilonia, como la astrología, la demonología y la magia. En su rito religioso vertían libaciones de leche, aceite y miel sobre una llama y al mismo tiempo entonaban rezos y canciones. Llevaban vestiduras blancas, tiara, y en la mano un haz de ramas de tamarisco.
- EL MAGO
El término mago proviene del persa antiguo maguš por mediación del griego μάγος y finalmente del latín magus. El sentido original de la palabra Mago se refería a los integrantes de una tribu de Media y luego a los sacerdotes persas. En términos modernos se refiere, a una especie de astrólogo o adivino, que practica magia, hechicería o brujería. Comúnmente, "mago" se refiere a hechicero masculino, y "bruja" a una hechicera.
Originalmente, un magi era el miembro de una tribu de la antigua Media que se ocupaba de las prácticas religiosas y funerarias. Después de la conversión de esta tribu al zoroastrismo fueron considerados por los tres imperios persas guardianes del legado de Zaratustra (a pesar de que introdujeron algunas modificaciones al mensaje original). Los magos de Persia fueron incluyendo en su religión algunos temas o elementos de Babilonia, como la astrología, la demonología y la magia. En su rito religioso vertían libaciones de leche, aceite y miel sobre una llama y al mismo tiempo entonaban rezos y canciones. Llevaban vestiduras blancas, tiara, y en la mano un haz de ramas de tamarisco.
Ya en el siglo I fueron reconocidos como hombres sabios y cientificos . Los más tarde llamados reyes magos, personajes llegados de Oriente y mencionados en la Biblia eran magos en el sentido original del término, esto es, sacerdotes persas.
Una obra en la que podemos comprobar la presencia de estos elementos fantásticos es el Amadís de Gaula.
En ella, la presencia de estos elementos no se corresponde con la descripción de una realidad exterior objetiva, sino que es la adaptación estética de la realidad a "visiones subjetivas".
"Los elementos fantásticos no proceden a describir los hechos físicos en sí, sino que intenta objetivar una experiencia psíquica" (RUSSINOVICH, Yolanda. El Elemento mítico- simbólico en el Amadís de Gaula. Instituto Cervantes).
Otro ejemplo es el caso del Libro del Caballero Zífar , En la obra, la presencia de elementos fantásticos, de la misma forma que en resto de novelas de caballerías de la época, responde a una idealización fantástica o fabulosa de los acontecimientos.

El análisis del componente fantástico de la obra está ligado al análisis del problema de la unidad de la misma, porque los episodios fantásticos son partes completas en sí mismas
Es precisamente de estas exageraciones, que aparecen en los libros mencionados previamente, de las que hace crítica el Quijote de La Mancha.
Una escena de la obra de Cervantes en la que queda reflejada la crítica a la presencia de "gigantes" en las novelas de caballerías es el capítulo de los molinos.
Don Quijote confunde los molinos de viento con gigantes y las aspas con los brazos de estos. De esta forma hace burla de la presencia de "gigantes" en las novelas de caballerías y de la idealización y exageración empleada en este género literario.