dimarts, 30 de desembre del 2014

Elementos fantásticos en las novelas de caballerías: dragones, gigantes, enanos y magos

Una de las principales características de las novelas de caballerías es la presencia de elementos fantasiosos como dragones, gigantes y enanos. 

Es esta la principal característica que diferencia a la novela caballeresca (en la que tanto el protagonista como la trama, a pesar de ser ficticios, siguen patrones de verosimilitud) de la novela de caballerías (con elementos fantásticos que se utilizan para "exagerar" los peligros que acechan al caballero protagonista y engrandecer su hazaña). 



  • EL DRAGÓN:
Durante la Edad Media, los dragones fueron considerados símbolo de apostasía y de traición, aunque también de cólera y envidia. Los dragones de varias cabezas significaban decadencia, opresión y herejía, aunque también fueron considerados como emblema de independencia. Muchos dragones representaban la sabiduría. Matar a un dragón era considerado un pasaporte a la riqueza, y la demostración de que un héroe era realmente hábil y astuto. 


  • GIGANTES Y ENANOS: 

Buena parte de los gigantes que pueblan los textos caballerescos se presentan como temibles adversarios a los que el protagonista ha de vencer y, en tanto que tales, el enfrentamiento bélico contra ellos desempeña una papel fundamental en la trayectoria vital del caballero. Se convierten así,  en «mueble indispensable» de estas obras y resultan necesarios «para dar la medida del valor y superioridad de sus héroes caballerescos.

 La batalla contra el gigante suele utilizarse, además, como término de comparación con otros caballeros.

Respecto a la figura del enano, esta se asocia con un personaje "inferior y folclórico", normalmente al servicio del caballero. En su papel de escuderos, acompañantes y mensajeros los enanos son dignos aliados del héroe al que sirven lealmente. Sin embargo, su ignorancia, su temor y su malicia, ya sean ocasión de risa o de melancolía, subrayan la idílica extravagancia de las acciones guerreras e interés amoroso del caballero,
atacando así la misma ilusión que les sustenta. 
 Por otra parte, encontramos también en estas novelas la recurrente figura del mago.


  • EL MAGO

El término mago proviene del persa antiguo maguš por mediación del griego μάγος y finalmente del latín magus. El sentido original de la palabra Mago se refería a los integrantes de una tribu de Media y luego a los sacerdotes persas. En términos modernos se refiere, a una especie de astrólogo o adivino, que practica magiahechicería o brujería. Comúnmente, "mago" se refiere a hechicero masculino, y "bruja" a una hechicera. 
Originalmente, un magi era el miembro de una tribu de la antigua Media que se ocupaba de las prácticas religiosas y funerarias. Después de la conversión de esta tribu al zoroastrismo fueron considerados por los tres imperios persas guardianes del legado de Zaratustra (a pesar de que introdujeron algunas modificaciones al mensaje original). Los magos de Persia fueron incluyendo en su religión algunos temas o elementos de Babilonia, como la astrología, la demonología y la magia. En su rito religioso vertían libaciones de leche, aceite y miel sobre una llama y al mismo tiempo entonaban rezos y canciones. Llevaban vestiduras blancas, tiara, y en la mano un haz de ramas de tamarisco.
Ya en el siglo I fueron reconocidos como hombres sabios y cientificos . Los más tarde llamados reyes magos, personajes llegados de Oriente y mencionados en la Biblia  eran magos en el sentido original del término, esto es, sacerdotes persas.


Una obra en la que podemos comprobar la presencia de estos elementos fantásticos es el Amadís de Gaula.
En ella, la presencia de estos elementos no se corresponde con la descripción de una realidad exterior objetiva, sino que es la adaptación estética de la realidad a "visiones subjetivas".
"Los elementos fantásticos no proceden a describir los hechos físicos en sí, sino que intenta objetivar una experiencia psíquica" (RUSSINOVICH, Yolanda. El Elemento mítico- simbólico en el Amadís de Gaula. Instituto Cervantes). 







Otro ejemplo es el caso del Libro del Caballero Zífar , En la obra, la presencia de elementos fantásticos, de la misma forma que en resto de novelas de caballerías de la época, responde a una idealización fantástica o fabulosa de los acontecimientos. 

Las distintas manifestaciones de la maravilla en la obra están determinadas siempre por el poder de de Dios o de poderes fabulosos. Desde el principio de la obra se observa una manipulación intencionada de las situaciones. 

El análisis del componente fantástico de la obra está ligado al análisis del problema de la unidad de la misma, porque los episodios fantásticos son partes completas en sí mismas




Es precisamente de estas exageraciones, que aparecen en los libros mencionados previamente, de las que hace crítica el Quijote de La Mancha.

Una escena de la obra de Cervantes en la que queda reflejada la crítica a la presencia de "gigantes" en las novelas de caballerías es el capítulo de los molinos.

Don Quijote confunde los molinos de viento con gigantes y las aspas con los brazos de estos. De esta forma hace burla de la presencia de "gigantes" en las novelas de caballerías y de la idealización y exageración empleada en este género literario. 


dilluns, 29 de desembre del 2014

La arquitectura maravillosa: los castillos


Cuando nos acercamos por primera vez a las novelas de caballería nos encontramos con: la frontera. La frontera es el umbral que separa el “mundo real” (regido por las leyes del orden y los valores propios del mundo de la nobleza: Fortaleza, Valor, Honor, Honestidad, Justicia, Amor…) del “mundo fantástico” (donde el caos prima como ley principal). Cuando el héroe cruza el umbral se siente fuertemente violentado por la falta de valores, así que luchará por la justicia y el bienestar de los más desfavorecidos. Esta marcha se comprende como un “viaje iniciático” en el que el héroe atraviesa varias pruebas y sobresale su papel en las batallas. 


En este mundo nuevo y fantástico encontramos la “arquitectura maravillosa”. Estos los comprenderemos como espacios mágicos como castillo o palacios, cuevas o grutas. El papel de estos lugares es dar importancia y cuerpo a las fuerzas mágicas. En ellos tiene cabida todo tipo de elementos fantásticos, desde objetos mágicos hasta monstruos o fantasmas, pasando por dragones y brujas. 




Nosotros nos centraremos en la imagen del castillo que, aunque exteriormente pueda representarse  como un palacio o fortaleza, se rige por las leyes caóticas e incomprensibles de la magia. Existen muchos tipos de castillos. Pero nosotros nos centraremos en aquellos que esconden espacios infernales, como el Castillo de Roquedo. Aquí el trayecto que el héroe recorre hacia el centro de este tipo de castillo conlleva una sucesión de pruebas. Estas irán aumentando su dificultad a media que el caballero vaya avanzando hacia el interior, lo cual se refleja en el progresivo aumento de la fuerza de los adversarios. No es difícil encontrar escenas de luchas entre el héroe y un dragón o un gigante como representación de las fuerzas del inframundo.




En ocasiones, estos palacios sirven de prisión a damas y caballeros. Uno de los ejemplos más famosos lo encontramos en el Amadís de Grecia, el cual guarda un encantamiento destinado a ocultar a la bella doncella Niquea. Pero para que la doncella sea liberada, el caballero deberá pasar una larguísima prueba amorosa que se despliega a lo largo de toda la arquitectura del castillo. 





Cuando el caballero conquista el castillo encantado, se revalida y se restablece el orden social. Por ello no es extraño que en la descripción se resalte la riqueza de su construcción y los materiales utilizados para su elaboración (jaspe, alabastro, piedras preciosos, minerales, oro…). Los antecedentes de estos palacios se encuentran:



-          en los palacios de la tradición grecolatina como es el caso del Asno de Oro de Apuleyo


-          en las alegorías arquitectónicas medievales de presentes por ejemplo en el Roman de la Rose de Jean de Meung y Guillame de Lorris


-          en los palacios maravillosos de la tradición bizantina y oriental


-          en los castillos de la tradición artúrica



Los autores de la época utilizaban esta arquitectura maravillosa para sorprender a sus lectores. No sólo buscaban deslumbrarlos con la fastuosidad de la construcción o las aventuras extraordinarias del héroe, sino también con lo maravilloso mecánico. Es decir, la descripción de una serie de objetos cuyo funcionamiento no tiene explicación razonable posible. Fruto de esta ornamentación encontramos: estatuas parlantes, figuras mecánicas que danzan, autómatas en cuyo pecho se puede ver reflejada la imagen de la figura amada, presencias que se esfuman, manos que vuelan sin brazos…



 

Las armas del caballero y su simbología






Ramón Llull en su libro Libro de la Orden de Caballería detalla la simbología de las armas del caballero, y establece un paralelismo entre los símbolos que rodean el oficio del clérigo y los que acompañan al caballero:

LA ESPADA tiene forma de cruz para recordar que con ella se ha de vencer a los enemigos de Cristo y tiene doble filo porque el caballero ha de defender la justicia y la caballería.

LA LANZA simboliza la verdad y como ella es recta en el mango, su hierro se adelanta a la falsedad y el pendón hace que sea vista desde lejos,

EL YELMO es símbolo de la vergüenza y así como ésta defiende al caballero de los hechos indignos,

EL CASCO de hierro defiende la cabeza, la parte más importante del cuerpo humano.

LA LORIGA significa el muro que rodea al castillo por todas partes para que no puedan entrar en él la deslealtad ni otros vicios. Vemos una imagen a continuación.



LAS CALZAS DE HIERRO dan seguridad al caballero y simbolizan la seguridad de los caminos que garantiza el caballero con su espada, lanza y demás armas.

LAS ESPUELAS que animan al caballo son el símbolo de la diligencia que se ha de tener para cumplir con el orden de caballería.

LA GORGUERA significa la obediencia y como ésta mantiene al caballero a las órdenes del señor evitando traiciones, injurias y defendiendo el cuello de heridas y golpes.

LA MAZA es valor de coraje, este defiende al caballero contra todos los vicios y aquélla se enfrenta a todas las armas y ataca por todos lados.

LA MISERICORDIA o PUÑAL recuerda que de nada sirven las armas sin la ayuda de Dios, último recurso como el puñal cuando todas las demás armas han fallado.

EL ESCUDO se interpone entre el caballero y su enemigo como el caballero entre su rey y el pueblo para recibir los golpes destinados a su señor.

LA SILLA DE MONTAR da seguridad al caballero, la que este debe inspirar a los demás.

EL CABALLO significa la nobleza del valor del caballero para  que cabalgue más alto que nadie, sea visto desde lejos, tenga más cosas debajo de sí y acuda rápidamente donde lo exija su deber de caballero.

Al caballo se le ponen FRENO, TESTERA y GUARNIMIENTOS como símbolo de que el caballero debe refrenar su boca, ha de utilizar la cabeza y no actuar alocadamente, y está obligado a guardar sus bienes y riquezas para ejercer el oficio de caballero con honor «porque de la misma manera que no podría el caballo defenderse de golpes y heridas sin guarnimientos, tampoco el caballero sin aquellos bienes temporales puede mantener el honor de caballería; ni tampoco podría defenderse de malvados pensamientos; porque la pobreza del caballero hace pensar engaños y traiciones».



LA TÚNICA o PERPUNT que recibe el caballero significa los grandes trabajos que habrá de sufrir en honor de la caballería, pues como ésta permanece expuesta a las inclemencias del tiempo y recibe los golpes antes que la loriga, así el caballero protege a todos y recibe los golpes antes que las personas que le han sido encomendadas.


El caballero recibe una SEÑA, DIVISA O ARMAS que irá sobre el escudo, la silla y la túnica para que sea conocido por todos y alabado si actúa bien y vituperado si es cobarde, flaco o retraído. Junto con la seña, el señor de caballeros y el príncipe recibe el estandarte o «señera» para significar «que los caballeros están en el deber de mantener el honor de su señor y su heredad».




La dama en las novelas de caballería





Además Pantasilea gana un torneo con las armas que le entrega Silves, sin perder en ningún momento su condición femenina, al contrario siempre es caracterizada como "la fuerte y hermosa princesa Pantasilea". Pantasilea se caracteriza a lo largo de la obra como una mujer de gran fortaleza física y espiritual y, al mismo tiempo la virtud de la Fortaleza.
   El trío de mujeres guerreras que aparecen, Pantasilea, Calpendra y Alastraxarea, deja muestra de lo variado que para esta época resulta el género caballeresco en España.
Florismundi y Semíramis, en Bencimarte de Lusitania (finales del siglo XVI), son también doncellas guerreras. Florismundi, gran aficionada a las armas, se hace pasar por hombre.

Otra caracterización de dama es la que se hace de Belsagina, mujer medio salvaje-medio humana que ayuda a la madre de Felixmarte de Hircania a escapar de las montañas, le da alojo en su casa y ayuda a criar al héroe es la mejor muestra de los nuevos senderos por donde se estaban yendo los tópicos de los libros de caballerías a mediados del siglo XVI. La mujer salvaje que a todos daría miedo resulta ser la que salva a la madre del héroe y le ayuda; las caracterizaciones van sufriendo modificaciones de acuerdo con los gustos imperantes en la época.

Pero, como sabemos, uno de los temas más relevantes en los libros de caballerías es el del amor, principal eje de la acción y motor de la mayor parte de las aventuras.

La protagonista de los libros de caballerías se suele definir como dama enamorada, y su rasgo distintivo es la belleza. Oriana es el paradigma de enamorada en los libros de caballerías (Amadís de Gaula). Otro claro ejemplo es Iseo en el Tristán de Leonís de 1501 o Claribea en el Felixmarte de Hircania.
         
   En ocasiones la condición de dama enamorada genera nuevas caracterizaciones en su imagen. Algunas de ellas son las siguientes.
         
        La doncella predestinada al amor, como Leonorina en las Sergas de Esplandián tiene un destino inminente que él es desvelado al nacer o en su infancia como la señora de amor del héroe.

La doncella celosa que, por circunstancias específicas o por la intervención de otra dama enamorada, como Briolana en el Amadís de Gaula, desdeña a su caballero. Oriana es el paradigma de este tipo de dama pero hay otras tan paradigmáticas como Iseo en Tristán de Leonís o Miliana en Tristán el Joven.

Otro tipo es el de la dama casada, si el matrimonio público es la culminación legal del amor la dama enamorada se convertirá en casada; como Oriselva en Espejo de príncipes y caballeros; Clorinda en Belianís de Grecia; Jelandria y Lucendria en Bencimarte de Lusitania; o Gracisa y Domás en Marsindo.

La primera parte contraria a la dueña casada es la dama adúltera. Encontramos casos de este tipo femenino en los siguientes textos: Adriana en Reimundo de Grecia; la madre de Merlín en la Estoria de Merlín y Ginebra en el Lanzarote del Lago.

La segunda se encarna en la dama viuda como Lucendria en Bencimarte de Lusitania o la duquesa de Nardides en Primaleón.

Los elementos sobrenaturales que caracterizan también a un tipo femenino, en los libros de caballerías los encontramos en la hermana de Galaz en la Demanda del Santo Grial que encarna a la doncella incestuosa.

En ocasiones, como ya hemos visto con el caso de la doncella guerrera que toma la iniciativa para formar parte de la acción caballeresca, también hay doncellas cuyo comportamiento es atrevido. Son las doncellas requeridoras de amor, como Cardenia en Florambel de Lucea o una anónima en Felixmarte de Hircania.

La doncella desconsolada sufre o por la desaparición de su caballero o por la muerte de alguien cercano como en el caso de Barsina, la hija de un jayán en Cristalián de España, Clariola en Rosela de Grecia, Altinea en Filorante y Gridonia en Primaleón.


La doncella falsa o traidora suele conducir al caballero a una situación peligrosa generalmente por despecho lo que enmarca un fuerte deseo de venganza, como es el caso de Melisenia en Bencimarte de Lusitania.